El comer emocional y sus mitos - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

El comer emocional y sus mitos

Cuando hablamos de comer emocional, nos estamos refiriendo a los diferentes sentimientos o estados de ánimo que pueden llevarnos a realizar una ingesta excesiva y sabotear nuestra dieta.

Hay una serie de mitos o ideas erróneas que pueden llevarnos a comer de más, llevados por nuestras emociones.

Mitos erróneos sobre el comer emocional

  • “Hay que separar la comida de toda emoción”: Esto resulta imposible ya que todas las conductas humanas están teñidas por la emoción. Por ello, por mucho que intentemos no pensar en ello y no sentir nada, es imposible que dejemos de sentirnos mejor al comer chocolate que al comer brócoli. Lo importante es fijarse en qué emociones secundarias queremos sentir: si nos dejamos llevar por nuestros instintos, estaremos favoreciendo la culpabilidad, la baja autoestima, las sensaciones de descontrol… Debemos comer pensando en cuidarnos y querernos, focalizando nuestra atención en valorarnos a nosotros mismos, en lugar de torturarnos pensando en los alimentos que no podemos comer.

  • “Me valoraré más cuando baje de peso”: Este planteamiento está equivocado desde el principio. Primero debemos aceptarnos tal y como somos, querernos a nosotros mismos y tener una autoestima saludable. Solamente si tenemos esa predisposición psicológica, estaremos preparados para asumir el reto de afrontar una dieta con garantías de éxito (sin culpabilidad ni remordimientos, sin hundirnos por los errores, sino aprendiendo de ellos, sintiéndonos seguros de nuestras capacidades…).

  • “Como por aburrimiento”: Una persona aburrida no come, busca algo que hacer. Una persona que dice comer por aburrimiento lo hace porque se siente vacía, y con sentimientos de baja valoración, por lo que tiende a combatir esos sentimientos con conductas autodestructivas como los atracones.

  • “Comer me hace sentir a gusto”: Aunque comer puede hacer que nos sintamos bien en un primer momento, los sentimientos que suelen venir después son la culpa, el remordimiento y la vergüenza. Si realmente queremos sentirnos a gusto con nosotros mismos, deberíamos aprender a cuidarnos, y la elección de una dieta saludable es una buena manera de hacerlo.• “Dar de comer es una muestra de amor”: Al ser premiados con comida desde niños, podemos interpretar la comida como un gesto de amor y buscarla cuando nos sentimos faltos de cariño. Sin embargo, cuidarnos para lograr estar saludables es una manera mucho mejor de demostrarnos nuestro aprecio por nosotros mismos.


Fuente de referencia consultada para este artículo:

 http://www.guiaobesidad.com/obesidad-ansiedad-comer-emocional
El papel de la comida en los trastornos por atracón - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

El papel de la comida en los trastornos por atracón

El acto puntual de calmar la ansiedad a través de la comida, puede convertirse en una respuesta automática e inmediata por su rapidez en calmar la emociones negativas, y aunque no es la respuesta adecuada a nuestra ansiedad, si lo parece a corto plazo.

Es fácil para un/a paciente que sufre trastorno por atracón reconocer que su consumo de hidratos de carbono y dulces es excesivo, sin embargo ignoran la razón por la que lo hacen. En ocasiones dicen “me apetecía” o, “de pronto me han entrado unas ganas irreprimibles de comer chocolate”, pero la base que sostiene este acto de comer compulsivo está en el cerebro, en concreto en el hipotálamo, que es la glándula que recibe información sobre el estado de reservas energéticas y activa la sensación de hambre cuando éstas disminuyen, encargándose además, de recibir las señales de saciedad que envía el estómago para enviar orden a su vez de dejar de ingerir más alimentos.

Pero es también el hipotálamo donde se reciben otro tipo de informaciones, como por ejemplo  las relacionadas con las emociones, la voluntad, la afectividad o la memoria, que son interpretadas y nuevamente codificadas para emitir una respuesta. Cuando el sistema se desajusta, es posible emitir señales de saciedad ante el estrés (la impresión de “se me ha cerrado el estómago y he perdido el apetito”), o por el contrario, emitir señales de sensación de hambre cuando no las hay, provocando que el individuo reaccione ingiriendo más cantidad, en especial, de alimentos procesados.

Entra en juego además lo que llamamos el “circuito de recompensa” cuyo principal protagonista es el neurotransmisor “Dopamina”. La cantidad de este neurotransmisor en el cerebro disminuye en momentos de ansiedad y, sin embargo aumenta en los momentos de placer, como puede ser el acto de comer alimentos en general de alto contenido calórico y en especial grasos o dulces.

Cuando ante la aparición de la ansiedad (disminución de dopamina), la respuesta es la ingesta (aumento de dopamina), el resultado es la reducción del estado ansioso, por lo menos a corto plazo, ya que a largo plazo, el sentimiento de culpa por lo ingerido y la sensación de malestar físico por la sobre ingesta, vuelven a elevar la ansiedad, dejando a nuestro/a paciente al inicio del circuito (en el caso de la Bulimia, puede además provocar el inicio de actividades compensatorias, como el ejercicio excesivo o los vómitos autoinducidos).

El acto puntual de calmar la ansiedad a través de la ingesta, puede convertirse en una respuesta rutinaria por la inmediatez del proceso de relajación, ya que, aunque no es la respuesta adecuada al estímulo, si lo parece a corto plazo.

¿Por qué no dejar de ingerir alimentos una vez saciados/as?

La sensación de placer es adaptativamente superior y prevalece sobre otro tipo de sensaciones como el dolor o la saciedad. Además, la sobre ingesta se realiza normalmente a una velocidad mayor que la ingesta habitual, por lo que cabe la posibilidad de que el hipotálamo no reciba la indicación de saciedad que envía el estómago.

El trabajo en consulta pasa por trabajar la autoestima, la resolución de problemas de una forma adecuada al estímulo y las técnicas de reducción de la ansiedad a través del control de impulsos y la desactivación emocional y física provocada por la situación estresante.


Fuente de referencia consultada para este artículo:

http://buelpsicologia.es/blog/el-papel-de-la-comida-en-los-trastornos-por-atracon/
Emociones y sus antídotos - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

Emociones y sus antídotos

Buscar alternativas validas a nuestras emociones, es esencial para la buena gestión de las mismas, cuando utilizamos antídotos poco adaptados a nuestras emociones, a veces tenemos un alivio momentáneo, como por ejemplo cuando actuamos de forma agresiva ante una situación,  y lo que realmente sentimos es tristeza. 

Identificar esas emociones, darles su nombre y reflexionar sobre cuál es la mejor forma de canalizarlas, nos ayudará a sentirnos mejor a corto y a largo plazo, porque una de las insatisfacciones con las que lidiamos en muchas ocasiones, es que el placer inmediato compite MALAMENTE con el bienestar que obtendríamos actuando de otra forma a un plazo más largo, por ello, en muchas ocasiones nos ayudará pesar “ESTO QUE VOY A HACER, ME HARÁ SENTIR BIEN MAÑANA”…  Con reflexiones de este tipo, y alguna que otra estrategia de distracción, podemos torear algún que otro momento de esos que dan al traste con nuestros propósitos cuando nos dejamos llevar por el placer inmediato. 

Buscar el antídoto

Entrenarnos en el reconocimiento de las emociones, y saber buscar su antídoto, nos ayudará de forma muy efectiva en muchas cuestiones de nuestra vida, y en especial en la relacionada con poder tener una relación saludable con la comida, que nos ayude a poder mantener una dieta para adelgazar. 

Los fracasos en un proceso de adelgazamiento están estrechamente relacionados con el comer emocional, buscando un consuelo a una emoción que nada tiene que ver con la emoción, esta forma de proceder está estrechamente relacionada con nuestras propias vivencias desde la infancia, a quien no le han premiado alguna vez con un dulce si se portaba bien… y todo ello lo arrastramos a nuestra adultez, convirtiéndose en un recurso que utilizamos en cualquier contexto emocional que requiere de un consuelo a corto plazo. 

Romper estos círculos viciosos enquistados en nuestro adulto actual, no resulta fácil, pero se puede conseguir estableciendo patrones de conducta que sustituyan a los poco eficaces y entrenarse en ellos hasta conseguir una relación saludable con la comida. 

La despensa imaginaria - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

La despensa imaginaria

«Deseos, fantasías, carencias, sueños, ilusiones, afectos, ideales: de todos estos materiales se alimenta nuestra mente. Nuestro psiquismo está formado por un mundo en el que se interrelacionan permanentemente las emociones y los pensamientos. Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, aceptamos también nuestros cambios vitales y, sobre todo, nuestras carencias y dificultades. Ello es posible porque estamos bien alimentados psicológicamente hablando.

 Cuando nuestra despensa imaginaria contiene los ingredientes necesarios para no pasar “hambre de amor”, es como cuando nuestra nevera se encuentra razonablemente provista de los ingredientes necesarios para alimentar el cuerpo. Nuestro nivel de salud mental será equiparable entonces al de la salud física porque habrá un equilibrio entre lo que queremos y lo que conseguimos, entre cómo somos y cómo deseamos ser. Nuestras fantasías, sueños, y deseos tendrán unas proporciones adecuadas, lo que quiere decir que hemos llegado a amar no sólo nuestra fuerza, sino también nuestras debilidades.

 Si, por el contrario, mantenemos luchas internas por la desproporción entre lo que queremos y lo que conseguimos; si nuestra subjetividad sufre; si no hemos podido elaborar nuestra historia afectiva, es posible que nuestra despensa imaginaria se halle mal equipada. En tal caso, quizá nos falten ilusiones o sueños, quizá se nos estén agotando las reservas de deseos. Entonces no será raro que intentemos tapar ese vacío interno saciándonos de comida. Más que disfrutar con lo que comemos, sufriremos síntomas que nos harán estar mal».


Fuente de referencia consultada para este artículo:

 Autora: Isabel Menéndez, Alimentación Emocional
La técnica del autobús para controlar las tentaciones - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

La técnica del autobús para controlar las tentaciones

Si alguien te diese una bolsa con chocolates para que la llevases permanentemente durante cinco días, ¿resistirías la tentación de comerte algunos? Este fue el desafío que les plantearon a 135 personas en un estudio cuyo objetivo era comparar la eficacia de algunas técnicas para combatir las tentaciones.

Lo interesante fue que los investigadores entrenaron a 45 de estas personas con una técnica en la cual le decían que imaginasen que eran los conductores de un autobús y que todos los pensamientos sobre los chocolates eran pasajeros. Cada cual debía elegir la mejor manera para controlar estos pensamientos/pasajeros.

Otro grupo fue instruido para que viese sus pensamientos como si fuesen olas de chocolate y, en vez de sumergirse en ellas, debían montarlas cual si fueran surfistas. Finalmente, el tercer grupo aprendió una técnica de relajación.

Obviamente, todos los participantes debían evitar comerse los chocolates y también se les pidió que llevasen un diario para que anotasen cuando se dejaban vencer por la tentación.

Después de cinco días, los resultados no dieron lugar a dudas: la técnica del autobús fue la más eficaz para vencer la tentación. Estas personas fueron las que menos chocolates comieron, exactamente, solo el 27% de ellas sucumbieron a la tentación, mientras que el 45% de las demás se comieron los chocolates. 

¿Por qué esta técnica fue tan eficaz?

 En primer lugar, debes saber que esta técnica forma parte de lo que se denomina “defusión cognitiva”, que no es más que reducir las funciones de nuestros pensamientos alterando el contexto en el que estos ocurren. Al desligar a la persona de sus pensamientos, se logra que estos sean percibidos como menos creíbles y, como resultado, incidirán menos sobre sus decisiones. 

Es decir, esta técnica implica que nos distanciemos de nuestros pensamientos, que nos alejemos desde el punto de vista racional y emocional. De esta forma, no los vemos como ideas peligrosas sino como simples hechos que debemos manejar utilizando las estrategias más eficaces. Básicamente, de una manera divertida, las técnicas de defusión cognitiva nos obligan a detenernos, dar un paso atrás, observar objetivamente la situación y tomar las riendas. 

Por tanto, la próxima vez que tengas que resistir una tentación, imagina que eres el conductor de un autobús y tus pensamientos son pasajeros. ¿Cómo los controlarías?


Fuente de referencia consultada para este artículo:

Jenkins, K. & Tapper, K. (2013) Resisting chocolate temptation using a brief mindfulness strategy. British Journal of Health Psychology.
Por qué nos es tan difícil cambiar de hábitos - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

Por qué nos es tan difícil cambiar de hábitos

Casi todos los días pensamos en que debemos cambiar algo: comer mejor, hacer deporte, dejar de fumar o retomar las clases de inglés son algunas de las tantas metas que queremos alcanzar. Pero, ¿por qué la mayoría de las veces se convierten en promesas incumplidas o de corta duración? La clave está en los hábitos.

A lo largo de la vida vamos incorporando conductas regulares con las que podemos sentirnos a gusto o no. Generalmente forman parte de un proceso inconsciente, automático y veloz: comienzan como respuesta ante una necesidad y al adoptarlas con periodicidad el cerebro se acostumbra y las termina convirtiendo en un hábito.

Un nuevo estudio publicado en el boletín de la Sociedad de Psicología Individual y Social explica que es precisamente este funcionamiento neuronal el que vuelve tan difícil desarraigarse de estas conductas, por más que intentemos lo contrario. Según la investigación liderada por Wendy Wood, del Departamento de Psicología de la Universidad del Sur de California, cerca del 40% de las actividades que las personas realizan a diario se corresponden con la misma situación y contexto.

 A diferencia de lo que muchos creen, el no lograr modificar los hábitos no siempre está relacionado con falta de predisposición o interés, sino que tiene que ver con reacciones propias del cerebro. En principio se derivan de una elección consciente que tomamos para hacer frente a determinado estímulo o disparador. En esta etapa entran en funcionamiento los ganglios basales, que son parte de la corteza prefrontal y están involucrados en la toma de decisiones.

El cambio se produce cuando, al reiterar la conducta, la información se desplaza al motor sensorial y provoca una respuesta inmediata según las representaciones ya almacenadas. En esta instancia, el cerebro no asocia objetivos y resultados sino que repite el comportamiento anterior.

 Wood explica que los hábitos comienzan a desarrollarse ante una necesidad y terminan siendo el resultado de un aprendizaje de asociación que demora entre 15 y 254 días

Esto revela por qué son comportamientos inconscientes, que generalmente no podemos identificar cómo ni por qué los tenemos….

 Cómo modificar conductas negativas 

Que el hábito sea una respuesta a nivel mental no quiere decir que sea imposible de cambiar. Como explica el periodista Charles Duhhig en su libro El poder de los hábitos, nuestro cerebro es un órgano maleable que puede aprender constantemente y así reemplazar conocimientos ya adquiridos.

Por su parte, Wood asegura que existen tres principios básicos para revertir estos comportamientos: 

Reemplazar el contexto: Cuando el cerebro recibe señales diferentes deja de actuar de manera mecánica para procesar la nueva información. Una mudanza o un cambio de trabajo es el escenario perfecto para eliminar conductas viejas y adquirir nuevos comportamientos. También se puede recurrir a cambios más pequeños, como por ejemplo reemplazar algunos alimentos de lugar para consumirlos de manera consciente.

 Repetir nuevos patrones: Cambiar un hábito requiere de una nueva conducta. A medida que respondemos de otra manera ante un estímulo o disparador, el comportamiento anterior se irá reemplazando por el que queremos.

 Promover señales estables: Aprender un hábito requiere de conductas más o menos estables para que el cerebro almacene la nueva información. Lo ideal es repetir el comportamiento en un contexto específico que permita cierta asociación.  

Ahora que ya sabes cómo funcionan los hábitos:

¿Pondrás en práctica estos consejos?

¿Qué conducta te gustaría cambiar?


Fuente de referencia consultada para este artículo:

http://noticias.tudiscovery.com/por-que-nos-es-tan-dificil-cambiar-de-habitos/
Estrés, comida y emociones - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

Estrés, comida y emociones

Son muchas las personas que siguen luchando para mantener una dieta saludable y mantenerse en forma.

Aunque sabemos lo que se supone que debemos comer, hay otros factores que influyen en la cantidad y el tipo de alimentos que consumimos. Uno de estos factores es el estrés, que se vincula directamente a un aumento de la alimentación emocional.


El comer emocional tiene muchas causas. Las siguientes son algunas de las razones principales por las que comemos sin hambre:

  • El cortisol, la hormona del estrés: El estrés elevado aumenta los niveles de cortisol. El cortisol tiene una función beneficiosa en el cuerpo, prepararnos para la lucha-huida, pero los niveles excesivos provocados por el estrés crónico causan problemas en el organismo, entre ellos descompensar los niveles de insulina, lo que conlleva el aumento de antojos por alimentos muy energéticos como los dulces. Este mecanismo que pudo ser evolutivamente útil para el ser humano, (ejemplo, si te persigue un león es bueno tener mucha energía acumulada, que mejor que comer dulce) se ha convertido en la actualidad en una de las principales razones del exceso de peso.

  • El comer social: A menudo las personas que están bajo los efectos del estrés buscarán apoyo social, lo cual es una gran manera de aliviar el estrés. Por desgracia si estamos realizando una dieta para bajar el peso, cuando la gente se reúne, suele ser para una buena y a menudo copiosa comida y bebida. Las formas sociales de comer emocional pueden hacer que te sientas mejor en el corto plazo, pero una vez pasado ese momento nos sentimos mal por habernos alejado de nuestro objetivo de adelgazar.

  • El nerviosismo o aburrimiento: Cuando estamos estresados ​​o aburridos, muy a menudo nos convertimos en “oralmente inquietos“. A veces esto lleva a determinadas conductas, como mordernos las uñas, fumar, etc.., y en muchas ocasiones nos conduce a comer sin hambre.

  • Los hábitos de la infancia: Muchos de nosotros tenemos reconfortantes recuerdos de la infancia que giran alrededor de la comida. Ya sea que tus padres te recompensaran con dulces o hicieran tu comida favorita para celebrar tus éxitos, probablemente casi todos hemos tenido una infancia que en menor o mayor medida hemos tenido alguna asociación de base emocional a los alimentos.

¿Cómo evitar el comer emocional?

Cuando llega el estrés, pocas cosas pueden ser tan poderosamente reconfortante como tu comida favorita. Debido a que muchas personas no llegan a desarrollar estrategias más efectivas, este tipo de comer emocional es muy común: la gente come para celebrar, come para sentirse mejor, come incluso para lidiar con el estrés de tener sobrepeso.

  • Calmar las emociones: Otra de las razones emocionales por las que muchas personas comen es tranquilizar emociones desagradables. Las personas que se sienten incómodas con la confrontación pueden lidiar con las frustraciones de su vida familiar, laboral, etc.. con un pedazo de tarta. Los alimentos pueden convertirse en el foco de la ira, el resentimiento, el miedo, la ansiedad.

    Si bien hay muchas razones para el comer emocional, y es un accesorio común en nuestra sociedad, no es necesariamente bueno para nosotros. Si eres un comedor emocional, es importante que seas consciente de ello, estar atento a los factores desencadenantes, y desarrollar algunas técnicas de manejo del estrés y habilidades de afrontamiento eficaces para que tu cuerpo se mantenga saludable, en lugar de sentirse fuera de control. En muchas ocasiones es mucho más dolorosa, la pérdida de control que uno experimenta, que lo que pueda causar la conducta del comer en el peso.


Fuente de referencia consultada para este artículo:

http://psicopedia.org/864/estres-comida-y-emociones-una-combinacion-peligrosa/
Comer emocional - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

Comer emocional

Nos referimos a comer emocional cuando no se come por hambre, sino para obtener algún tipo de beneficio o de alivio a corto plazo.

Es decir, cuando se utiliza la comida como modo de evitar o manejar las emociones o estados de ánimo habitualmente desagradables.

  • Si estoy enfadado, COMO.
  • Cuando estoy triste, COMO.
  • Si estoy aburrido, COMO.
  • Cuando estoy feliz, COMO.

¿Cómo aprendemos a comer emocionalmente?

Desde pequeños aprendemos a asociar la comida a momentos de placer y a emociones positivas que perduran hasta hoy día. Además de calmar la incómoda sensación de hambre, nos recuerda a celebraciones, a momentos especiales, a la familia, a los amigos, a premios.

En un momento dado, la persona descubre que comer la tranquiliza, la consuela, la ayuda en un momento de malestar, le alivia el dolor, la preocupación, la intranquilidad. Simplemente descubre que comer le ayuda a sentirse mejor cuando se siente mal.

Así aprende que puede recurrir a la comida para hacer desaparecer momentáneamente el malestar que le producen ciertas emociones como el miedo, el enfado, la tristeza, la frustración, la soledad y el estrés en general.

Muchas veces, se eligen alimentos relacionados con la propia historia emocional. Si asociamos la leche con galletas a un momento de placer y calma, a la familia, a mamá, al afecto, probablemente busquemos estos alimentos en momentos de necesidad afectiva.

Sin olvidar, que hay algunos alimentos que por su propia naturaleza hacen que nos encontremos mejor, como los hidratos de carbono de absorción rápida o el chocolate, que tienen una repercusión en nuestro estado de ánimo, gracias a que facilitan la secreción de algunas hormonas: serotonina, dopamina.

«Comer emocionalmente no es un trastorno en sí mismo«

Todos podemos comer emocionalmente en algún momento, eso no es un problema ni indica la presencia de un trastorno. Quien no ha dicho alguna vez: ¡estoy de bajón, me voy a por un helado!

El problema surge cuando se convierte en la manera habitual de afrontar el malestar provocado por ciertas emociones, situaciones, conflictos o incluso, por decisiones que nos cuesta tomar.

Es decir, cuando se utiliza la comida prácticamente como única estrategia de afrontamiento frente a aquello que no se puede o no se sabe manejar de otra manera.

Gestión emocional

En este punto nos encontramos con una gestión emocional deficiente.

Desafortunadamente, no nos enseñan a tener una buena gestión emocional. Se nos dice que llorar es malo, que no tenemos que estar enfadados, que no debemos mostrar nuestras debilidades, como el miedo o la tristeza. El resultado es que no sabemos qué hacer con ellas, no sabemos afrontarlas ni gestionarlas, nos sentimos culpables incluso por sentirlas, las rechazamos, las intentamos controlar, las criticamos en nosotros mismos y en los demás. Necesitamos aliviar de alguna manera la tensión emocional, y lo hacemos comiendo.

Mientras comemos, no pensamos, no sentimos ni hacemos nada más. Es como si el tiempo se parara y todo lo demás quedara en segundo plano.


Fuente de referencia consultada para este artículo:

http://centrotiban.es/238-2
Cómo hacer amistad con la comida - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

Cómo hacer amistad con la comida

Para muchas personas a dieta, determinados alimentos se convierten en sus peores enemigos. Al no estar seguros de poder controlarse, intentan evitar ser tentados: no compran nada que se salga de su dieta en el supermercado, intentan no cocinar, no acuden a reuniones o fiestas en las que vaya a haber determinadas comidas e intentan no pensar siquiera en la comida.

No nos engañemos. Este tipo de estrategias pueden dar resultado unos días pero no podremos vivir escapando de los alimentos y permitiendo que restrinjan nuestras actividades y nuestra vida social. La única manera de conseguir superar esta situación es haciendo amistad con la comida.

Algunos consejos para conseguirlo son los siguientes:

  • Cuando sientas ganas de comer un determinado alimento, recuérdate a ti mismo por qué ese alimento no te conviene. Piensa en las ventajas de estar perdiendo peso e intenta visualizarte a ti mismo con menos peso, sintiéndote más saludable y seguro de ti mismo. Una vez tengas esa imagen en tu mente, vuelve a plantearte si comer ese alimento va a merecerte la pena.
  • Intenta motivarte todos los días: Piensa en lo que ya has avanzado, en que ya te queda menos, en las dificultades que ya has vencido… Envíate mensajes positivos, diciéndote que puedes hacerlo y que confías en ti mismo.
  • Cree en ti mismo: Si piensas que no lo conseguirás y que no merece la pena esforzarse, fracasarás sin remedio. Debes creer en ti, en tu gestión y autocontrol… Esas cualidades están en ti e irán mejorando según las entrenes.
  • Dedica tiempo y energía a la dieta: No vivas la dieta como un sujeto pasivo, sufriendo y concentrándote en las privaciones. Eso te llevará a encontrarte cualquier día con que no tienes ingredientes o tiempo para preparar lo que deberías preparar y haciendo que acabes comiendo un bocadillo.
  • Planifica qué vas a comer, intenta ilusionarte encontrando platos nuevos, yendo a comprar los ingredientes y aprendiendo a cocinarlos. Comparte los nuevos platos que te gusten con tus familiares y amigos.
  • Esfuérzate por seguir la dieta incluso en esos días en los que te encuentres desmotivado y falto de ánimo. Si consigues triunfar esos días, tu seguridad en ti mismo aumentará muchísimo y te sentirás más fuerte y con más posibilidades de conseguirlo.
  • Evita los atracones y comer cuando te encuentres mal: Si ves que la tentación es muy grande, sal a realizar cualquier actividad, llama a alguien por teléfono, demora la decisión… Poco a poco irás notando que esa ansiedad repentina por consumir alimentos de forma descontrolada va desapareciendo y deja de atormentarte.
  • Los errores suceden, no te culpes ni te critiques por ello. Analiza la situación, busca sus causas y los estímulos que provocaron que cayeras en la tentación y busca soluciones para no volver a fallar en el futuro. Esto te ayudará a hacerlo mejor cada día.


Fuente de referencia consultada para este artículo:

http://www.guiaobesidad.com/como-amigarse-comida