Estrés, comida y emociones - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

Estrés, comida y emociones

Son muchas las personas que siguen luchando para mantener una dieta saludable y mantenerse en forma.

Aunque sabemos lo que se supone que debemos comer, hay otros factores que influyen en la cantidad y el tipo de alimentos que consumimos. Uno de estos factores es el estrés, que se vincula directamente a un aumento de la alimentación emocional.


El comer emocional tiene muchas causas. Las siguientes son algunas de las razones principales por las que comemos sin hambre:

  • El cortisol, la hormona del estrés: El estrés elevado aumenta los niveles de cortisol. El cortisol tiene una función beneficiosa en el cuerpo, prepararnos para la lucha-huida, pero los niveles excesivos provocados por el estrés crónico causan problemas en el organismo, entre ellos descompensar los niveles de insulina, lo que conlleva el aumento de antojos por alimentos muy energéticos como los dulces. Este mecanismo que pudo ser evolutivamente útil para el ser humano, (ejemplo, si te persigue un león es bueno tener mucha energía acumulada, que mejor que comer dulce) se ha convertido en la actualidad en una de las principales razones del exceso de peso.

  • El comer social: A menudo las personas que están bajo los efectos del estrés buscarán apoyo social, lo cual es una gran manera de aliviar el estrés. Por desgracia si estamos realizando una dieta para bajar el peso, cuando la gente se reúne, suele ser para una buena y a menudo copiosa comida y bebida. Las formas sociales de comer emocional pueden hacer que te sientas mejor en el corto plazo, pero una vez pasado ese momento nos sentimos mal por habernos alejado de nuestro objetivo de adelgazar.

  • El nerviosismo o aburrimiento: Cuando estamos estresados ​​o aburridos, muy a menudo nos convertimos en “oralmente inquietos“. A veces esto lleva a determinadas conductas, como mordernos las uñas, fumar, etc.., y en muchas ocasiones nos conduce a comer sin hambre.

  • Los hábitos de la infancia: Muchos de nosotros tenemos reconfortantes recuerdos de la infancia que giran alrededor de la comida. Ya sea que tus padres te recompensaran con dulces o hicieran tu comida favorita para celebrar tus éxitos, probablemente casi todos hemos tenido una infancia que en menor o mayor medida hemos tenido alguna asociación de base emocional a los alimentos.

¿Cómo evitar el comer emocional?

Cuando llega el estrés, pocas cosas pueden ser tan poderosamente reconfortante como tu comida favorita. Debido a que muchas personas no llegan a desarrollar estrategias más efectivas, este tipo de comer emocional es muy común: la gente come para celebrar, come para sentirse mejor, come incluso para lidiar con el estrés de tener sobrepeso.

  • Calmar las emociones: Otra de las razones emocionales por las que muchas personas comen es tranquilizar emociones desagradables. Las personas que se sienten incómodas con la confrontación pueden lidiar con las frustraciones de su vida familiar, laboral, etc.. con un pedazo de tarta. Los alimentos pueden convertirse en el foco de la ira, el resentimiento, el miedo, la ansiedad.

    Si bien hay muchas razones para el comer emocional, y es un accesorio común en nuestra sociedad, no es necesariamente bueno para nosotros. Si eres un comedor emocional, es importante que seas consciente de ello, estar atento a los factores desencadenantes, y desarrollar algunas técnicas de manejo del estrés y habilidades de afrontamiento eficaces para que tu cuerpo se mantenga saludable, en lugar de sentirse fuera de control. En muchas ocasiones es mucho más dolorosa, la pérdida de control que uno experimenta, que lo que pueda causar la conducta del comer en el peso.


Fuente de referencia consultada para este artículo:

http://psicopedia.org/864/estres-comida-y-emociones-una-combinacion-peligrosa/
Comer emocional - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

Comer emocional

Nos referimos a comer emocional cuando no se come por hambre, sino para obtener algún tipo de beneficio o de alivio a corto plazo.

Es decir, cuando se utiliza la comida como modo de evitar o manejar las emociones o estados de ánimo habitualmente desagradables.

  • Si estoy enfadado, COMO.
  • Cuando estoy triste, COMO.
  • Si estoy aburrido, COMO.
  • Cuando estoy feliz, COMO.

¿Cómo aprendemos a comer emocionalmente?

Desde pequeños aprendemos a asociar la comida a momentos de placer y a emociones positivas que perduran hasta hoy día. Además de calmar la incómoda sensación de hambre, nos recuerda a celebraciones, a momentos especiales, a la familia, a los amigos, a premios.

En un momento dado, la persona descubre que comer la tranquiliza, la consuela, la ayuda en un momento de malestar, le alivia el dolor, la preocupación, la intranquilidad. Simplemente descubre que comer le ayuda a sentirse mejor cuando se siente mal.

Así aprende que puede recurrir a la comida para hacer desaparecer momentáneamente el malestar que le producen ciertas emociones como el miedo, el enfado, la tristeza, la frustración, la soledad y el estrés en general.

Muchas veces, se eligen alimentos relacionados con la propia historia emocional. Si asociamos la leche con galletas a un momento de placer y calma, a la familia, a mamá, al afecto, probablemente busquemos estos alimentos en momentos de necesidad afectiva.

Sin olvidar, que hay algunos alimentos que por su propia naturaleza hacen que nos encontremos mejor, como los hidratos de carbono de absorción rápida o el chocolate, que tienen una repercusión en nuestro estado de ánimo, gracias a que facilitan la secreción de algunas hormonas: serotonina, dopamina.

«Comer emocionalmente no es un trastorno en sí mismo«

Todos podemos comer emocionalmente en algún momento, eso no es un problema ni indica la presencia de un trastorno. Quien no ha dicho alguna vez: ¡estoy de bajón, me voy a por un helado!

El problema surge cuando se convierte en la manera habitual de afrontar el malestar provocado por ciertas emociones, situaciones, conflictos o incluso, por decisiones que nos cuesta tomar.

Es decir, cuando se utiliza la comida prácticamente como única estrategia de afrontamiento frente a aquello que no se puede o no se sabe manejar de otra manera.

Gestión emocional

En este punto nos encontramos con una gestión emocional deficiente.

Desafortunadamente, no nos enseñan a tener una buena gestión emocional. Se nos dice que llorar es malo, que no tenemos que estar enfadados, que no debemos mostrar nuestras debilidades, como el miedo o la tristeza. El resultado es que no sabemos qué hacer con ellas, no sabemos afrontarlas ni gestionarlas, nos sentimos culpables incluso por sentirlas, las rechazamos, las intentamos controlar, las criticamos en nosotros mismos y en los demás. Necesitamos aliviar de alguna manera la tensión emocional, y lo hacemos comiendo.

Mientras comemos, no pensamos, no sentimos ni hacemos nada más. Es como si el tiempo se parara y todo lo demás quedara en segundo plano.


Fuente de referencia consultada para este artículo:

http://centrotiban.es/238-2
Cómo hacer amistad con la comida - Artículo del blog de Adelgazar & Bienestar

Cómo hacer amistad con la comida

Para muchas personas a dieta, determinados alimentos se convierten en sus peores enemigos. Al no estar seguros de poder controlarse, intentan evitar ser tentados: no compran nada que se salga de su dieta en el supermercado, intentan no cocinar, no acuden a reuniones o fiestas en las que vaya a haber determinadas comidas e intentan no pensar siquiera en la comida.

No nos engañemos. Este tipo de estrategias pueden dar resultado unos días pero no podremos vivir escapando de los alimentos y permitiendo que restrinjan nuestras actividades y nuestra vida social. La única manera de conseguir superar esta situación es haciendo amistad con la comida.

Algunos consejos para conseguirlo son los siguientes:

  • Cuando sientas ganas de comer un determinado alimento, recuérdate a ti mismo por qué ese alimento no te conviene. Piensa en las ventajas de estar perdiendo peso e intenta visualizarte a ti mismo con menos peso, sintiéndote más saludable y seguro de ti mismo. Una vez tengas esa imagen en tu mente, vuelve a plantearte si comer ese alimento va a merecerte la pena.
  • Intenta motivarte todos los días: Piensa en lo que ya has avanzado, en que ya te queda menos, en las dificultades que ya has vencido… Envíate mensajes positivos, diciéndote que puedes hacerlo y que confías en ti mismo.
  • Cree en ti mismo: Si piensas que no lo conseguirás y que no merece la pena esforzarse, fracasarás sin remedio. Debes creer en ti, en tu gestión y autocontrol… Esas cualidades están en ti e irán mejorando según las entrenes.
  • Dedica tiempo y energía a la dieta: No vivas la dieta como un sujeto pasivo, sufriendo y concentrándote en las privaciones. Eso te llevará a encontrarte cualquier día con que no tienes ingredientes o tiempo para preparar lo que deberías preparar y haciendo que acabes comiendo un bocadillo.
  • Planifica qué vas a comer, intenta ilusionarte encontrando platos nuevos, yendo a comprar los ingredientes y aprendiendo a cocinarlos. Comparte los nuevos platos que te gusten con tus familiares y amigos.
  • Esfuérzate por seguir la dieta incluso en esos días en los que te encuentres desmotivado y falto de ánimo. Si consigues triunfar esos días, tu seguridad en ti mismo aumentará muchísimo y te sentirás más fuerte y con más posibilidades de conseguirlo.
  • Evita los atracones y comer cuando te encuentres mal: Si ves que la tentación es muy grande, sal a realizar cualquier actividad, llama a alguien por teléfono, demora la decisión… Poco a poco irás notando que esa ansiedad repentina por consumir alimentos de forma descontrolada va desapareciendo y deja de atormentarte.
  • Los errores suceden, no te culpes ni te critiques por ello. Analiza la situación, busca sus causas y los estímulos que provocaron que cayeras en la tentación y busca soluciones para no volver a fallar en el futuro. Esto te ayudará a hacerlo mejor cada día.


Fuente de referencia consultada para este artículo:

http://www.guiaobesidad.com/como-amigarse-comida